domingo, mayo 28, 2006

editado

a veces es necesario editar...
pero se puede pedir copia
en caso de que no se haya
llegado a ver...

sábado, mayo 20, 2006

el día que me coma una bala calibre...

Le preguntó revólver o pistola?
El lo pensó un momento y contestó revólver, es el del tamborcito, no?
Si, es el del tambor le contestó el tipo...con una voz que lo hizo sentir un infradotado, lo miró despacio, bien despacio.
Oiga, el 22 es el que más usan lo suicidas, sabía? El negó.
No lo sabía, por qué iba a saberlo, no había hecho un curso para suicidas, solo se decidió por ese porque era más barato que un 38 y lo iba a usar una vez, para qué tanto lujo.
Cumplimentó las formas, de todos modos no iba a portar armas...a las armas las carga el diablo. A ésta la iba a descargar el...
Eso había sido hacía un maldito mes y todavía no podía. No era como comprometerse a prestar una garantía para algún amigo insolvente, ni prometer amor eterno y creer que no hay amor eterno.
Era algo que lo había rondado por años y como si fuera natural desde hacía un par de meses sentía que ya estaba, que ya basta, que ya fue.
Esa tarde caminó como una sombra a la casa de su madre, porque de su padre no era, era de su vieja...sin importarle quien figurara en el titulo de propiedad.
Y el viejo estaba, putamadre.
La miró fijo, estaba como mas bajita y gris ceniza como siempre, le pidió por última vez Mamá vení conmigo. Y ella le contestó una vez más en diez años...no puedo.
Viejo borracho, pegador hijo de puta, pensó, hijo de una gran puta.
No insistió, no tenía sentido, ya había hablado, había llorado, le había rogado tanto, la hubiera ahorcado el mismo por querer seguir al lado de un tipo que le había dejado más
marcas en el cuerpo que a el mismo.
Y eso ya era mucho decir.
Tenía el mismo color de ojos que su madre y ninguna resignación, eso se lo dejaba a ella. Sentía odio no resignación.
Me voy antes que se levante, mamá, vení conmigo.
No puedo, se va a morir solo como un perro.
Es un perro, le contestó.
Era así cuando lo conocí, Gabriel, no puedo decir que nadie me lo avisó.
Eso no tiene nada que ver, hiciste lo posible vieja, hiciste lo posible...y lo imposible. Gabriel, andá hijo, andá antes de que se despierte.
La abrazó tan fuerte como pudo, tratando de no pensar en nada, en nada, solo en irse.
Y se fue, antes de que se despertara.
Hacía tres años que no le veía la cara, la última vez si no hubiera sido por la vieja hubiera ido en cana, pero lo hubiera matado con gusto, lo hubiera matado dos veces, o diez, o mil por cada uno de los golpes que habían hecho que su madre se pasara tres o cuatro
días sin salir ni a comprar el pan. Por todo, por cada cosa...
Ahora ya había visto a su madre, mejor así, no quería estar horas con ella mientras el viejo laburaba, no iba a despedirse o no iba a poder comerse la bala que había elegido para
que su pequeño infierno al fin terminara.
Y no podía matarlo porque muy en el fondo sabía que lo que le resultaba más duro de tragar era que en realidad su madre quería a ese viejo de mierda, lo quería de una manera que el no hubiera entendido ni en mil años. Como para esperarlo todas las tardes y como si fuera a venir a verla un esposo amoroso y no ese hijo de mil putas...
No lo pensó más, algo que allí estaba atorado lo había ayudado a convertirse en el perdedor
que era, y no se le hubiera ocurrido echarle a eso la culpa pero no tenía ni idea de como salir. Así que un día se le apareció la idea del final y la fue aceptando como quien va dejando de comer con sal y un día ya está, ya come sin sal.
Aunque las cosas no salen nunca tan prolijitas. Mucho menos terminarlo todo.
En ese mes había hecho todo lo posible por acostumbrarse a un arma...le parecía una perversión más que un preparativo para suicidarse porque casi se había encariñado con ese 22 . Nunca había tenido un arma en la mano hasta que la fue a comprar.
Sentía lo que se supone tantos idiotas sienten, un inmenso poder, el de matar...el de terminar con una vida, la propia.
Y se había portado como un pendejo, suponiendo que no iba a poder abrir la boca para dispararse, como si jugara se había marcado la sien con un marcador una y otra vez, como si se estuviera probando un traje y ajustándose la corbata. Le daba placer esa locura, le daba un placer nuevo, tatuarse la entrada de la bala con una birome azul...ahí justo en el medio...y apoyar el caño, sentir la fría boca de ese caño como la boca de una mina de hielo.
Era lo único que había sentido como poderoso en años.
Muchos años de una vida de mierda, desde que tenía memoria, desde chiquito y todo lo que podía recordar, la primaria, el secundario en una escuela técnica, siempre solo y siempre la vuelta a casa sacudido por el miedo y la rabia de lo que sabía iba a repetirse otra vez, los gritos, los empujones, los vecinos...el llanto apagado en cada cama, cada almohada.
Y no había tenido un amor, ni uno de prestado en toda su vida, solo había pagado por algo
que pareciera amor, pero le daba asco, le repugnaba pagar por lo que en realidad no sabía cómo conseguir, no era eso lo que se suponía que el quisiera, y no lo quería.
Una vida sin ilusiones, no gris, no blanca, no negra, no color o sin color...no, nada.
Excepto por esos esporádicos ataques, como de una epilepsia de paz o de pasión, demasiado esporádicos para que pudiera recordarlos después.
No vivía en la oscuridad sino como en una continua luz que no era de sol sino una bombita de 500.000 wts. que le daba jaqueca tras jaqueca...
Y cada tanto ese cortocircuito, o un eclipse eléctrico...en medio del tedio, en medio del laburo ,y jamás cuando estaba solo...como si le tuviera miedo. Mientras revisaba la misma pila de papeles que mañana iban a tener otro numero de serie... el cortocircuito se desencadenaba...y se veía caminando en una playa del sur, bien al sur, bien frío, con la piel de la cara curtida, juntando piedras, tirando piedras, girando para lanzarlas lejos, sintiendo el agua en los pies...solo.
Mirando al horizonte, oyendo el mar, como si el sonido lo partiera al medio o viniera desde adentro, desde el ombligo para afuera. Con esa fuerza.
O el eclipse eléctrico tomaba forma de mujer, de mujeres como las del cuarto piso, las dos que laburaban en compras. Las dos juntas, o una a la vez. Y se tensaba hasta que sentía que iba a deshacer el escritorio con los puños y se tenía que parar discretamente, sin que Gorriarena lo junara, sin que el pelado se diera cuenta, y caminar hacia el baño, haciéndose el boludo...
Pero el eclipse duraba lo que duraba...solo un rato. Y el desahogo también.
No aparecía en su departamento, no andaba con el por la calle, no lo ayudaba a buscar una mujer, el eclipse lo transformaba en un freak más de lo que lo hacía la rutina...casi lo hubiera soportado sino fuera por esos momentos, en que se sentía humano, y necesitado, un tipo, uno como cualquiera, solo como miles.
Le importaba una puta mierda sentirse deprimido, le importaba un carajo por qué fuera, solo quería que eso terminara. No quería sentirse humano, ni necesitado.
No sabía como ser.
Todos los días eran el mismo día, separado en silabas de 24 horas y nada más.
La gente normal se deprimía los domingos, el no conocía la diferencia...le daba igual que fuera lunes o miércoles a la noche. No entendía a qué se referían con eso de los domingos, qué diferencia le encontraban. Para el era todo lo mismo.
Le resultaba igual comerse una hamburguesa que un kilo de asado, o una manzana que dos yogurts. O nada, todo le sabía igual.
Y esa noche era la última noche y no habría mañana, por más que se hubiera encariñado
con el 22 corto.
Eso pensaba mientras caminaba desde la casa de su madre, atravesando dos barrios, más de cuarenta cuadras, pero era la última vez.
Cuando abrió la puerta lo recibió el mismo olor...el que se instalaba sin sorprenderlo cada vez que la ciudad se empapaba de lluvia por más de dos días.
Bebió café bien caliente...y aprontó unas hojas y unos sobres...le pareció que era el protagonista de una película demasiado mala, porque hasta ese momento no se había dado cuenta que tenía que escribir una carta.
Tres.
A su madre, diciéndole que era una decisión propia, que ya no podía seguir cuidándola sin poder cuidarla. Que aceptaba su decisión de seguir al lado del viejo hasta el final, y que lo que iba a hacer no tenía que ver con ella...tenía que ver con él, y puso en el sobre los dos mil quinientos pesos que tenía ahorrados.
Y a su hermana para que fuera más seguido y tratara de hacer algo por la vieja, ya que ella había hecho lo posible por aliviarles ese calamidad de vida a pesar de haberla elegido...sin
prever cuales iban a ser las consecuencias.
Al juez, para que quedara claro que era suicidio.
Le causó gracia...Sr. Juez.
No había pensado que era muy frío matarse en el baño, ahora le resultaba muy frío pero por alguna razón quería mirarse a los ojos...y el único espejo estaba en el baño.
Se tomó un vaso de vino y luego otro...
Camino al baño con el revólver haciéndole peso en la mano y las balas como flotando en el bolsillo de la camisa.
La luz del tubo fluorescente le molestó los ojos lo apagó, prendió una de las luces de las tulipas de color azul.
Cargó el arma, seis balas para un solo disparo.
Se miró con detenimiento, se tocó la barbilla como si se estuviera rasurando y sintió nauseas, apoyó el revólver junto al jabón, se afirmó con las dos manos al lavamanos.
Levantó el revólver, y antes de apoyarlo en la sien sintió otra vez la tentación de girar el tambor, y lo hizo.
Una vez, otra, otra, y por primera vez estando solo sintió el cortocircuito
Estando solo, un relámpago oscuro como un agujero negro mientras seguía girando el tambor y ese ruidito le sonaba distinto, y era como rodar por una playa fría, como mirar
el mar que nunca conoció, como si el agua fuera a subir hasta mojarle las piernas y siguió girándolo...
Paró.
Apoyó la boca del 22 en la sien, metió el dedo en el gatillo y se miró, se miró, mientras las lágrimas le caían por la cara como la lluvia interminable de Buenos Aires, se miró y vio sus 34 años en el espejo turbio, se miró y se vio débil, humano, realmente humano y sintió miedo, pero con ganas, ganas de matar algo que no era el, algo que no era la cara que
lo miraba en el espejo...con las manos temblando destrabó el tambor.
Sacó una bala.
Se metió la bala en la boca.
Y tragó.


jueves, mayo 18, 2006

"te amooo brenda"

hace un par de días venía para casa y desde lejos se veía
una parejita muy joven matándose a besos torpes y frescos...
como cuando uno come gajos de mandarina de a mordisquitos
en un flash back doloroso me acordé de mis propios besos a esa edad.

se me abrió una sonrisa como un tajo por mí
y por la visión de ese milagro y desvié la vista
sintiendo que eso era algo muy privado
ocurriendo allí a pleno sol de este otoño.

venía al lado mío una vecina de esas
con las que nunca he hablado pero viven por aquí cerca
me dijo....”qué necesidad de hacer ese escándalo, no?"
no me esperaba ese comentario, o sí, que se yo...
tampoco se por qué uno contesta
le dije....”bueno, son tan jóvenes”
como si a la vecina y a mi ya no nos sentara la dieta de besos
y levantó las cejas sorprendida ante semejante degenerada...(yo)
pasó uno en un auto y cabeceó reprobando...

mientras caminaba me fui hundiendo en mi misma
como si el verano que pasó fuera aquella película
"verano del 42"
en el que al pibe por fin se le da la oportunidad de su vida
y con quién menos espera y más fantasea...
a mi me tomó años darme cuenta de que mi propio cuerpo
no era un pecado en circulación y poder darme esa oportunidad.

escribo esto y pienso en eso que alarmó a mis vecinos,
en un mundo que encuentra escandalosos los besos de los chicos
devaluándolos...
como si nos quedara toda la vida para internarnos
en el amor físico, dando brazadas en lugar de abrazos...
y no nos queda.

gente que puntualmente se sienta a la mesa para cenar
mirando una caja que la pone al corriente del hambre,
la guerra,la violencia y la agonía del planeta
y todo lo que se puede ver...pero no dice
¿cuándo vamos a hacer algo para que se termine este escándalo?

los besos escándalizan más que los muertos

hace tiempo que otro pibe viene pintando graffitis
que enloquecen a la gente de aquí
un mensaje repetido en muchas veredas para la chica que ama...


la moneda cayó por el lado de la soledad
pero se dio vuelta.....TE AMOOO BRENDA!!!!


ojalá este pibe le siga dando marcha a su amor
y persiga a Brenda por todas las paredes
con sus graffitis color azul-eléctrico...
y pinte toda mi casa de naranja
para que yo pueda volver a creer, a aprender,
a recordar como eran esos besos,
“esos” besos,
sin astucia, sin un recorrido planeado,
con demasiada saliva y a los tumbos,
esos que no debiera haber olvidado nunca
cómo se dan ni cómo se reciben...

siempre me puso triste, pero triste esta canción hasta
que leí ese graffiti...
y me parece tan personal como si fuera mi letra sobre
todo cuando el canta y dice setentiocho...y todo lo que sigue

es como mio...
pero ya no me apena más...


(andrés calamaro, crimenes perfectos)

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martes, mayo 16, 2006

no me quiero morir como alejandra


primera edicion -1922

esperaba para que el se conectara y está lejos,
un amigo de hace años...
con el que de pronto nos hemos puesto
a hablar como si fuera ayer o antes de ayer...
como en nuestras salidas de adolescentes.
es extraño como la luz aparece en alguna parte
cuando menos lo esperamos
(como si la puerta de la heladera se abriera sola,
pero no hiciera frío adentro...sino lo contrario
y salieran a caminar un par de cervezas....
a uno y otro lado del océano)
una cerveza en una casa cerca de Berlín
otra a un par de cientos de kilómetros de Buenos Aires
mientras tanto me di cuenta que hace tiempo
que no estoy obsesionada con los libros...
y siempre fueron un puerto o un escape,
o lo que sea pero fueron un alimento
que empecé a consumir desde que me acuerdo
y no me conviene dejar de lado...ni quiero.
mientras esperaba leía algo de Alejandra Pizarnik
un poema de Cortázar para ella.
y sentí las ganas que vienen de tener libros en las manos...
los libros que fueron un destino incierto,
porque uno fue de uno a otro sin una ruta trazada,
casi como si ellos nos buscaran.
el Ulises sí que me encontró y marcó todo lo que leí antes
y todo lo que vino después...
y me puso hasta un nick alguna vez.
bueno que me lo voy a leer... no solo por el gusto del tenerlo

haciendo un enorme peso entre las manos,
por sus muchas páginas y por su muchos méritos
cuando sentí la tristeza de la vida cortita de Alejandra
y el conjuro de Córtazar me pregunté que habrá pasado
que no pudieron alcanzarla con las manos.
Nadie pudo ayudarla?
tal vez ella se había empezado a matar años antes
mucho antes de dejar París o de volver a Buenos Aires

donde al final terminó de ejecutar el rito...
y se tomó todo ese seconal.
no me quiero morir como Alejandra
quiero morir amándo como ella...sin la segunda parte
sin que encuentren ni rastro de seconal en mí
sino una ráfaga aunque sea intermitente,
que haya podido vencer el deseo de desaparecerme.
y algo de eso tiene leer a Joyce...
una hirviente vida hecha obra, controvertida y controversial
pero un apego casi herético al ir existiendo.
aunque a veces se disfrace la muerte tras el
como una carcajada sutil...
a la que uno le dice....shhhhh No Molestar...
acá a nuestro modo estamos intentando vivir así que
no jodás!






miércoles, mayo 10, 2006

mate dulce



Sé de una mujer en España que no es argentina y toma mate. Sé de ella, habrá otras...
A la mayoría de nosotros el mate nos parece algo como a otros les parecerá una manzana...es algo natural, la mayoría nos hemos criado viendo que los mayores lo tomaban.
Y cuando ya eras más grandecito, cuando te podías sentar en la mesa solo y derechito, se decidían y al fin te daban un mate, y es como que te iniciabas en el camino sin retorno y siempre riesgoso de ser argentino.
Ya sé que es una costumbre poco higiénica y hay argentinos que no probarán un mate en su vida, pero es una costumbre tan arraigada compartirlo, y un momento como de recreo para muchos de nosotros, entre familia, entre amigos, en el trabajo... y no puedo describir lo que significa cuando tomás mate con la persona que amás.
Por eso es tal vez uno de nuestros más imperceptibles ritos, pero lo es.
De iniciación en algo de grandes, de pertenencia en el afecto, o pura rutina, y hasta bronca. En el amor es una especie de no sé...no es como fumarse un cigarrillo juntos, no es como tomarse un café. Yo al menos recuerdo eso.
En las mañanas de domingo, con las frazadas hasta la barbilla compartiendo con Guillermo el diario, mientras la bandeja con el termo y toda la parafernalia matera hacía piruetas, un par de besos eran mejor que cualquier medialuna para acompañar.
Ahora el mate es una compañía, un compañero en la soledad como lo son los cigarros
solo que la yerba es más barata y no se conoce su efecto sobre los pulmones...
Así que no más supe que había una española que no tenía relación de parentesco con sudamericanos y tomaba mate, me sentí desorientada y pensé...luego de escucharla hablar sobre nosotros y su gusto por nuestro jerga porteña, que ella debe entender, como por absorción algunas de nuestras cosas.
Y abro esta ventana que es como un umbral de mi sangre española por mi madre, y que tiene marco bermellón y dejo que se lleve por el aire cosas nuestras, argentinas, calles, aromas y olores, comidas, vuelos rasantes por la realidad cruda, una mirada al río desde la costanera con pescadores amanecidos, sin la estética Puerto Madero sino con nuestro mejor perfil, algún festival de cine reciente que se que le gusta, un café en cualquier esquina de la ciudad o a media cuadra, y una música que puede ser cualquiera, Gardel, Calamaro, Serú, Sumo o el Sui de nuestra adolescencia, una milonga donde pueda bailar con el hombre que le gusta, y estampas, estampitas y como estampillas de nuestras pasiones más altas, bajas, anchas, vergonzantes, más nuestras y por eso más desencantadas...
Y distintas marcas que tomamos aquí..
"la hoja" es la más vieja que conozco, ja
"rosamonte", "la tranquera", "cruz malta", "chamigo", “taragui”...y hay muchas y mucho comentario porque cuando te vas acostumbrando a tomar una, ya empieza a venir puro palo, o puro polvillo o amarga como si la hubieran cortado con ajenjo, pero es algo más que nos da tela para charlar en el laburo...o donde pinte.
Y a veces me parece que todo este país es como un remedo del amargo sabor de la yerba, y nosotros estamos acá como cortando cáscara seca de naranja para perfumarlo, o metiéndole más azúcar de la cuenta con tal de que esto siga siendo digerible...
Pero creo que lo mejor que le puedo dejar es el recuerdo de lo que mis padres decían era un anuncio en la radio, hace muchoos años....
“Levantáte que ya está Pájaro Azul en el mate” y aunque no haya conocido esa marca...
“Levántate Iole que tal vez hay un pájaro azul ahí entre tus plantas, en el patio de tu casa , lejos y muy cerca de Madrid, y tu compañero hoy seguro que te lleva mate a la cama y te los acompaña con algo más que medialunas...que hoy es tu cumpleaños. Y no será muy original escribir algo asi para tu cumpleaños...pero empecé otra cosa , algo medio idílico, medio delirante y a medio camino me di cuenta que lo que quería decirte era esto, algunas de las cosas que para nosotros significa un buen mate, o a veces uno medio lavado pero de buena mano. Como la amistad que me brindaste.
De cualquier manera seguirá asombrándome que seas mi amiga española que tomaba mate antes de conocerme y que lo seguirá haciendo como me ha contado....para toda su vida, solo porque le gusta.
Buen año nena...con unos verdes brindo ahora, después me abriré algo más cosmopolita, un vinito a tu salud!
Gracias por hacerme reír Tanto, pero tanto, y entenderme , en muchos sentidos. Eso que hacen los amigos aunque estén del otro lado del mar.
Te quiero mucho...
Te mando un abrazo enorme ...feliz cumpleaños!

lunes, mayo 08, 2006

neruda por sabina


no recuerdo haber leido defensa más visceral
más sencilla, ni más aguda

de la propia poesía...
hecha poema.
ni una voz que me la haga más cercana.





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fin de semana

klimt

dónde vas cuando no hay
donde ir
quién recoge de la calle
ese pedazo de algo dentro
tuyo
que podría ser un corazón
el tuyo
y tenés ganas de que lo
levante...cualquiera,

el que va pasando...
y por un momento puedas
sentir que
alguien
se apoya contra el pecho
tu corazón,
o un pedacito
sentir esa ternura
o esa empatía
humana
humana
humana

viernes, mayo 05, 2006

lo que mi padre no olvidó


***************************

Sabe dios que me ha costado sobrevivirme a mi misma
y a la familia en la que tuve el destino de enredarme
los pies, y nada importaría si no los quisiera, pero los
quiero mucho. Que sea difícil es otra cosa...
Mi padre es de todos a quien he salido más parecida,
en lo bueno y en lo malo.
Es el relator de la familia, y me he quedado media vida
escuchándolo contarme cosas, y tangos que
cuando era una nena me ponían verde y ahora me ponen
no sé, supongo que me ponen de un color que no podría
definir como no sea nostalgia por Buenos Aires...
Es cierto que es general en jefe (de esta flia. al menos) o lo fue.
Pero también y no es incomprensible,
tuvo sus buenos momentos de ser padre.
Hace un par de años decidió que con comer fibras y
cuidarse en las comidas y trabajar mucho, iba a andar
todo bien.
Y también decidió dejar de tomar la pastilla para su
arritmia cardiaca...y anduvo todo mal.
Ha empezado a perder la memoria reciente, la de hace dos
horas o diez minutos.
Y de pronto, como de rayo, recupera todo, o casi.
Pero yo he empezado a perder a papá, de a poco, como
sacándose un curita con cuidado, pero de una herida
demasiado profunda.
Y estuvo conmigo aquí casi en el campo, que es donde nació
para salirse un rato de ese delirio que es Buenos Aires, donde vive.
Una noche de esas no se acordó donde quedaba el baño
y salió a la puerta de madrugada a hacer pis...
Y habiéndome meado cuidadosamente el cantero me lo ha contado
mientras tomábamos el café de la mañana...aclarándo como viejo
pulcro que es, que bueno, que el miró bien que no hubiera
nadie...que el simplemente no sabía donde quedaba el baño
y no quería despertarme...ay.
ay ay ayaaaaaa. papá. tu mente papá...tu mente.
y yo lo he abrazado, lo he abrazado como si se me fuera
para toda la vida, y le he dicho, no es nada viejo, no es
nada, si podés acordáte de llamarme, y juntos vamos a
buscar el baño y te espero en la puerta.
Y sonrió y me dijo...
Querés que te cuente algo de cuando era chiquito?
dale, contame, contame...
bueno...mirá cuando yo era muy chico, teníamos un chancho
muy malo, era tan malo ese chancho que no lo podíamos
tener encerrado sin que escapara y saliera corriendo por
las calles del pueblo, levantando polvareda.
Teníamos que ir a atraparlo entre todos, (y se reía mucho)
y continuaba diciéndome....a los chicos nos gustaba correrlo,
correrlo y enlazarlo, pero era un chancho tan dañino que a
los dos días ya había que ir a ver donde estaba otra vez...
O los vecinos venían a decirnos....oigan, su chancho me esta
destrozando la huerta. Así que a mi madre se le ocurrió que la única forma de que no desmantelara todo corral que armáramos...fue,
pues hacer un pozo...y empezamos a cavar un hoyo para que el chancho tuviera espacio...y nos dejara vivir en paz.
Y allí lo metimos, con pasto y todo, parecía un león en el zoo.
Y todo iba muy bien...
Hasta que una noche empezó a llover como si fuera el diluvio
y entonces el arroyo que pasaba cerca de casa desbordó.
La casa no se inundaba, pero llovía y llovía. Y Miriam, no sabés
lo que pasó?
Le dije..ay papá no se te habrá ahogado el chancho...no?
Noooo dijo el...nos asomamos por la ventana cuando sentimos
un gran resoplido y vimos pasar al chancho con su paso cortito,
y si no hubiera sido tan oscura la noche...supongo que hubiéramos
asistido a una sonrisa de chancho burlándose de nosotros...
jaaaaaaa!! papá....eso no me lo contaste nunca.
y el dijo no? Pues es que me lo acordé ahora, luego de haberte
meado el cantero anoche....
jaaaa. mi viejo...mi viejo querido.
Aquí hay un dicho muy extendido...y es ese de...
“eso va a pasar el día que los chanchos vuelen...”
Así que yo le dije...bueno pá no sé si los chanchos vuelen ...pero
ahora que vos lo decís me quedaré por lo menos contenta...porque
los chanchos flotan...
Y eso ya es algo no creés?
Y el dijo...Miriam, estás loca?, como si la memoria la hubiera perdido
completamente yo... los chanchos no van a volar, pero flotar...
flotan...

Papá te quería subir un tango, mañana lo intento, no necesito escribir
que te quiero tanto, te lo digo cada vez que puedo, y vos también me
lo decis.
beso . tu hija.