jueves, abril 06, 2006

grotesco para una noche de apagón

"Puta con esta oscuridad, si están las cosas como para que se corte la luz!..."Buscó una vela, la linterna no tenía pilas.Unos cabitos en una bolsa medio mojada..."solo a mí se me ocurre hacerle caso a las minas en esto, congelar las velas para que duren más" ah!, más le valía guardar las bolas en el freezer asi iban a saber en el futuro cómo era un boludo en el siglo XXI.Trató de prender varias en un platito y dos se resistieron estoicamente, triunfaron, a la mierda con ellas. Se acomodó en el sillón lo mejor que pudo. Le dolía el cuerpo, no distinguía si había algo que no le doliera. Todavía sentía los nudillos del fulano en el pómulo derecho.Y el agua fría despertándolo...Los dos tirados, uno al lado del otro como viejos camaradas.Buena pelea, empate, un knock out para dos servido en bandeja.El tipo lo palmeó en el hombro antes de caminar lentamente hacia su auto, y le gritó mostrándole las llaves, "te llevo, che?""No, está bien, gracias" lo único que faltaba, que se fueran juntos. Prefirió caminar bajo la lluvia fina, fria, esperándo despejarse.Eso recordaba, algunas cosas más y el contundente "dejálos, pelea de borrachos!" de una mujer de pendientes enormes sentada en la butaca al lado de la suya...Ultimamente era habitué de las peleas de borrachos de varios bares de la zona del bajo, una molestia su propio cuerpo y el sinsentido de su vida.Busco más hielo a tientas en la semipenumbra de la cocina y metió varios cubos en un repasador, si no volvía la luz pronto no habría nada para bajar la inflamación que le había dejado el amable compañero de trifulca.Y otra vez sintió el vacío, agujero en el zapato del alma y una tristeza agobiante. "Barranca abajo", pensó "voy rodando".La última mujer que se quedó a dormir con él se había levantado antes del alba, se había vestido y se había mandado a mudar sin despedirse. La colaboración a la revista que representaba el veinte por ciento del pago del alquiler estaba a la mitad y no tenía idea de cómo seguirla.Y la oscuridad tapaba todo el barrio, y a el lo desesperaba.Entonces se acordó de sus juegos de la infancia, cuando algo no andaba bien probaba con la suerte...Si ahora esa nube se junta con esa otra, me va a ir bien en la lección.Si la baldosa negra se mueve cuando la pise, mamá no me va a retar.Si el perro de Doña Graciana ladra cuando pase, los pibes van a estar en el baldío y voy a meter dos goles, uno de cabeza...La vida, la suerte, uno mismo.Se acostó con toda la ropa puesta, solo aflojó el cinturón y se acurrucó bajo la almohada. Se apretó los ojos con la funda de tela fria que le calmó el ardor. Sintió el estómago pegado de hambre, nada más que cervezas y más cervezas en muchas horas.Y se hundió en un pensamiento recurrente."38 años, separado, sin hijos.Ingeniero industrial, tercer hijo, dos hermanas mayores.Wing izquierdo.Argentino, de Racing, voz de tenor.Sagitario.Rockero y tanguero, de hembras morochas.Calentón.Mano suelta para la guita, cumplidor de obligaciones.De izquierda.Birrero viejo, fumador empedernido.Desencantado. Escritor por necesidad personal, pesimista por convicción.Ecologista.Boludo a veces, a veces taimadamente desconfiado."Su descripción le sonó a epitafio.Sus últimos tiempos le sonaron a lo mismo.No podía ser que lo evitaran las buenas minas, era el el que les escapaba en realidad, al menos a las que querían algo más que una noche de compañia.Ni que los cuentos que tenía en la cabeza no bajaran al maldito teclado por embrujo, ni que las letras le fueran esquivas.Si en dos minutos volvía la luz todo iba a mejorar.Contó hasta 120. Intercalando el Mississipi para crear un segundo entre un número y el próximo.Dos minutos...38 Mississipi, 39 Mississipi....110 Mississipi...120, se destapó, dos minutos ...nada, la luz no volvíó.Se sonrió, ni todas las minas van a huir, ni el último de mis cuentos fue el último, todo es relativo...Y se durmió, con un pie afuera de la cama y la almohada aplastándole los ojos. En el instante en que el sueño lo venció la luz brillante de la lámpara alumbró su mejilla marcada de rojo y de violáceo.La luz, esa musa loca que a veces llega a tiempo y a veces... dos minutos tarde.